Tengo dos mujeres en mi vida,

que son las que me dan

toda la alegría y la felicidad.

 

La primera brota por mis venas,

la segunda penetra en mis entrañas.

Ambas lo hacen sin cesar.

 

Son bellas sirenas que me cantan al oído

susurrándome placentero y agradable,

el sonido de la orillita del mar.

 

Yo sé que en mi corazón se han clavado,

también en mi alma las he tatuado.

Regalándome besos de espuma con sabor a sal.

 

Rozo su piel, que es tan fina y tan pura,

del color dorado de las dunas;

atándome a su eterna dulzura.

 

Las corteja con su barco un marinero,

a la vez que la brisa acaricia su pelo.

 

La Virgen las piropea desde el cielo,

Mientras el sol, la luna y las estrellas

se mueren de celos.

 

Las dos abrazan a este gran pueblo,

la playa frente a la ría,

mis dos mujeres…,

mis dos mujeres de punta umbría.